El artista Matraca, nació en la ciudad de Barcelona, pero desde temprana edad, desarrolló un fuerte vínculo y un profundo amor por la ciudad de Terrassa, donde finalmente se estableció y dejó una huella imborrable. Aunque su infancia estuvo marcada por la ausencia de su padre, quien lo abandonó durante su adolescencia, Matraca demostró una resiliencia notable y encontró en el arte una forma de expresión y sanación.

A medida que Matraca crecía, se empezó a interesar por la filosofía y a raíz de ello descubrió su verdadera pasión y vocación artística.  Fue entonces cuando adoptó el seudónimo de “Matraca”, un nombre que pronto se reconocería en los círculos artísticos.

Matraca era menos conocido por sus obras que por sus divertidas presentaciones por la ciudad, era muy sociable con todos, solía ir bailando, saltando y saludado por las calles compartiendo su amor por el arte y la creatividad., especialmente por la Plaça Vella era un habitual. Puedes apreciar sus animados bailes aquí.  

Su singular estilo transmitía emociones profundas y despertaban la curiosidad del espectador. Sus creaciones artísticas se convirtieron en una ventana a su mundo interior, donde expresaba sus pensamientos, sueños y luchas personales.

A pesar de su personalidad alternativa y cariño por la ciudad, consiguió una gran cantidad de seguidores y admiradores tarrasense. 

Desafortunadamente, la vida de Matraca fue efímera, y nos dejó en el año 2018, a los 55 años de edad. La pérdida dejó un vacío profundo en la escena artística local y en los corazones de todos aquellos que habían sido tocados por su obra y su espíritu apasionado.

Matraca un orgullo para la comunidad terrassense. Su vida y obra serán recordadas y celebradas como un testimonio de su talento y su pasión por el arte.